Literatura lésbica: ¿solo para lesbianas?
Eso es lo que pasó cuando le expliqué a mi madre que había escrito una novela. En realidad, ya la había publicado el día anterior y cuando se lo dije quise avisarla porque seguramente se lo diría a todo el mundo y, claro, no es lo mismo escribir una historia de aventuras que una novela romántica, erótica y, encima, lésbica. ¡A lo grande!
Vale, lo admito, es una novela igualmente, pero yo no me imaginaba a mi madre leyendo escenas bastante explícitas sobre sexo entre mujeres en el primer libro de su hija. Resulta que eso solo estaba en mi mente, porque desde la primera página es la mayor de mis fans y ahora me da hasta ideas para nuevas historias.
A parte de familia, tengo amigos heterosexuales, chicos y chicas, que se han leído PideUnDeseo y Yo las entradas, tú las palomitas; y no solo porque me conozcan y me tengan aprecio, sino porque les he enganchado en mis historias más allá de que las protagonistas sean mujeres. Hay alguna que hasta se excita leyendo las escenas subidas de tono, lo que me demuestra que es posible que alguien llegue a «emocionarse» leyendo literatura LGTB erótica siendo heterosexual. También puede que las haya vuelto un poco heterocuriosas: es broma, no tengo esa capacidad. O sí… nunca se sabe.
En definitiva, me queda claro que hay un público al que le interesa leer romance y que les da igual el género o la orientación sexual de los protagonistas; al fin y al cabo, si hablamos de sentimientos todos nos podemos sentir identificados más allá de que el personaje se llame Eva o Roberto. Yo misma, siendo lesbiana, leo muchas novelas donde el amor es entre hombre y mujer o veo películas donde nadie es homosexual y el que me gusten o no me gusten depende de la trama, la forma de narrarlo u otras causas ajenas a la inclinación sexual. Entonces, ¿por qué no podría pasar lo mismo con el público hetero? ¿Por qué una novela lésbica queda relegada a librerías especializadas en este tipo de narrativa y no se encuentran, si no es bajo pedido, en las estanterías de librerías convencionales?
Quizá es nuestro propio subconsciente el que nos dice que si escribes sobre amor LGTB tu público sólo pertenecerá a ese colectivo y que si tienes un negocio de libros no «pega» poner a Megan Maxwell al lado de cualquier escritora publicada, por ejemplo, con Les Editorial. No digo que no existan excepciones, pero no es lo habitual. Yo vivo en una ciudad pequeñita y aquí no veo nada de este género, tengo que esperar a ir a Madrid para pasear por las estanterías de librerías como Berkana y hojear sin prisas las últimas novedades de romance lésbico.
Puede que, en general, nos sintamos aún más identificados cuando nuestra orientación sexual es la misma que la que narra ese libro que leemos, pero eso no quita que nos pueda gustar leer de todo. Estoy segura de que, si las tiendas mostraran indiferentemente novela heterosexual con novela LGTB, los propios comerciantes se darían cuenta de que el público no solo rechaza o compra una novela porque los protagonistas sean dos personas de igual o de distinto género y esta temática no quedaría relegada a un par de editoriales y librerías, que es lo que pasa ahora.
¿Y tú? ¿Solo consumes historias cuyos protagonistas tengan tu misma orientación sexual o puedes enamorarte de un un libro o película donde el amor sea distinto al tuyo?
Un comentario
Julián
La Literatura puede gustar sin depender de su temática. La Literatura LGTBI aún no lo ha conseguido del todo.
Yo creo que da lo mismo el género de los personajes. Me he emocionado con historias heteros, lésbicas, gays o bisexuales. Y como escritor, he escrito sobre todas ellas.
Leyendo las historias lésbicas, he encontrado personajes fascinantes, igual de válidos que con otras orientaciones. Y no sólo interesan a mujeres, sean lesbianas o heteros.
La escritora Roma Robles escribe historias de amor entre hombres, y su público es femenino, como pasa con los mangas yaoi (amor entre chicos) e incluso el manga yuri (amor entre chicas). Robles sabe tratar muy bien a sus personajes.
Además, puedo entender un amor diferente por que aunque me gustan las mujeres, soy bisexual, alguna vez me he besado con algún chico. Es más, una ex novia me dijo que una vez se besó apasionadamente con una amiga, y le gustó. Por ello podíamos leer alguna història lésbica sin problemas. Y a ella le gustaban los chicos, sin tener problemas con las demás orientaciones.
Así que reivindico que las novelas lésbicas, igual que las gays o las bisexuales, pueden interesar a cualquier público. Debemos tener fe en lo que escribimos y mostrarlo sin miedo, como hace Yolanda.